UNIVERSIDAD MARIANO GALVEZ DE GUATEMALA
FACULTAD DE
CIENCIAS MEDICAS Y DE LA SALUD
CURSO:
COMUNICACIÓN
DOCENTE: M.A.
DONALDO VAZQUEZ ZAMORA
PRIMER CICLO,
PRIMER SEMESTRE, 11 DE MARZO DEL 2013
EL VIEJO Y EL MAR
(Ernest M. Hemingway)
Por:
Kimberly Nandy Michelle Leon Villatoro
No.
De Carnet: 4200-12-11612
Le seguía un joven muchacho llamado Mandolín,
quien le tenía un aprecio muy grande. Un día Mandolin tuvo que dejar a Santiago
por órdenes de su familia, para ir con pescadores con mayor suerte que el viejo
con respecto a sus pescas. Sin embargo, el joven muchacho le seguía ayudando y haciéndole
compañía. Un día el viejo salio a la mar con el objetivo de terminar con su
mala racha en la pesca. El muchacho le había conseguido carnadas, al cabo de
unas horas de navegar, tras haber perdido de vista la costa, un pez pico el
anzuelo, era un pez enorme, dispuesto a luchar hasta la muerte, si era preciso.
El bote navego a capricho del pez mar adentro. Las fuerzas del viejo cada vez
iban a menos y predecía que el pez le podía matar, pero tenia una fuerte
determinación por conseguir del viejo cada vez iban a menos y predecía que el
pez le podían matar, pero tenia una fuerte determinación por conseguir sacarlo
del agua, y no le importaba si tenia que dejar su vida en el intento. Tras una
larga y dura batalla, el pez tuvo la peor suerte, y el viejo, rebosante de
felicidad, ya que no creía que el pez fuese tan inmenso, lo amarro al costado
del bote, para poner rumbo a la costa. “Era tan grande, que era como amarrar un
bote mucho mas grande al costado del suyo”.
Todo su empeño habría sido inútil si no consiguiese llevar el pez a
tierra firme. Sin embargo, y para su desilusión, apareció un tiburón. Cuando el
escualo se acerco a comer el pez del viejo le asesto un mortal golpe en la
cabeza con su arpón. Se había librado del tiburón, pero no tardarían en
acercarse otros mas siguiendo el rastro de la sangre. Desparramada del pez
herido. El viejo logro batirlos, pero se habían comido medio pez. Por la noche
se le acercaron mas, que acabaron con el, dejando solo la cabeza, la espina y
la cola, así, llego por fin a puerto. Era de noche y no había nadie para
ayudarle a recoger. Cuando termino se fue a su casa a dormir. A la mañana
siguiente el muchacho, muy preocupado, fue a su casa para ver como estaba y le
prometió que saldría a pescar con el. Los demás pescadores reconocieron el
merito de Santiago, al ver los restos del pez, que era un pez espada
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